Bienvenida/o a mi blog

¡Hola querido lector/a!




Ante todo quería agradecerte tu presencia en mi mundo lejano. Tan solo espero que disfrutes de la lectura. Pero antes, una breve introducción.


Sabrás que es el amor, ¿verdad? No son solo mariposas en el estómago. Y a veces, no son mariposas. Es dolor, angustia, tristeza, aislamiento, temor... pero no siempre. Y ese sentimiento que le da a la vida un toque agridulce, es tan indispensable para vivir como el aire. Es lo que trato de plasmar en cada línea. Si, se sufre y mucho, pero a veces tenemos que sufrir para lograr un objetivo.


Por ejemplo, un escalador tiene que pasar hasta días de frío, hielo, dolor, viento, nieve... para alcanzar la cima de la montaña más grande del mundo, y poder ver una de las vistas mas bellas. Nosotros tenemos igualmente que sufrir para alcanzar a esa persona deseada, a la persona idónea. Pero, una vez alcanzada, se disfrutan de las vistas más bellas de la vida.


Personalmente, después de mucho frio, nieve y algun que otro desprendimiento de rocas, he logrado llegar a la cima. Por ello, te dejo con las huellas que dejé en el camino, y con las vistas que tengo desde esta cima tan hermosa de la vida.




¡Bienvenida/o a la aventura!



Cordialmente



Raúl

domingo, 8 de mayo de 2011

Lo Que Tú Significas Para Mí

Me gustaría que cerraras los ojos. Imagina que estás en un desierto. Un desierto árido, en donde durante el día hace un calor abrasador, y durante la noche un frío seco. Imagina que llevas días caminando por él, perdida, sin víveres y, sobre todo, sin agua. Estas cansada, muy cansada. Tus pies caminan más por inercia que por ganas. Tus ojos, debido al sudor y al agotamiento, apenas quedan entreabiertos. La arena te quema la piel. No aguantas más. Te preguntas durante un momento si quizás tendrías que resignarte ya a dejarte morir en ese inhóspito lugar. Tus fuerzas se agotan completamente. Los brazos pesan como vigas de hierro. Estás a poco de rendirte. Pero, de repente…ves algo.

Miras al fondo. No puedes creerlo. Un oasis. Pero no un oasis cualquiera. A parte del típico charco de agua, hay unos cuantos árboles, algunos frutales. También, en el suelo hay colocadas un par de mantas, para la noche. Y, además, unas cantimploras vacías, colocadas al lado de una bolsa de cuero. Te frotas los ojos. Piensas que es un espejismo, debido a tanto calor y agotamiento. Pero no, no es así. Según te acercas vas notando el frescor de ese lugar. No, no es un sueño, es real. Estas salvada. Te inclinas y empiezas a beber agua, durante unos minutos. Después, tomas las cantimploras y las llenas. También, tomas la bolsa y metes todas las frutas que puedes. Manzanas, naranjas, dátiles…metes las mantas en la bolsa y, después de descansar durante unas horas bajo los árboles, continuas. Pero, ¡espera! Se te olvida algo que no habías visto. En el suelo hay una brújula. Era lo que necesitabas para encontrar el camino. Un camino que, después de unas horas, hallarás.

Dime, ¿cómo te sentiste? ¿Verdad que encontrar aquel oasis fue clave para poder continuar y hallar el camino a casa? Pues, cielo mío, así me siento yo. Así me siento yo, con tu amor. Esto es lo que tu cariño, tu dulzura y tu fuerza significan para mí. Esto es lo que tú significas para mí. Porque andaba en un desierto, estaba perdido, sin fuerzas para seguir. Pero apareciste tú. Al principio no podía creérmelo, pensé que eras un espejismo, como otros que había visto antes. Pero no. Eras real. Según me fui acercando a ti fui viendo más cosas de tu corazón. Y pude ver que eras alguien muy especial, alguien muy completo. Tenías todas las cualidades que jamás pude imaginar ver reunidas en un mismo ser. Como el oasis. Tenías agua, frutas, mantas y una brújula. Agua que refresca mi alma cada día; frutas dulces que le dan ese toque de cariño y amor; mantas que me abrigan y me dan cobijo cuando durante la vida diaria siento frío. Y, lo más importante, una brújula. Una brújula que apunta siempre al Norte, siempre a la dirección que debo seguir. Una dirección que apunta siempre a ti. Y lo mejor de todo, es que, gracias a esa bolsa de cuero, puedo llevarte conmigo siempre, dentro de mi mente, dentro de mi corazón… dentro de mi alma.

Amor mío, todo esto significas para mi. Eres el mayor motivo que tengo para levantarme cada día y seguir peleando. Por ti. Eres la causa de que este pobre mendigo sonría sin cesar debido a la felicidad que siento por contar con tu amor. Y creeme, a veces tengo que pararme a pensar por un momento en lo privilegiado que soy. Porque no todos los días te encuentras con un ángel. Y no todos los días un ángel decide acompañarte en este largo y peligroso camino que es la vida. Pero tú si lo has hecho. Y eso me causa felicidad. Mucha felicidad. Eres la pieza que le faltaba a este puzzle incompleto. Eres el mayor tesoro que cualquier ser humano podría poseer. Simplemente, eres la mejor.

Y es por eso que te quiero. Te quiero con locura. Y por ello, quiero hacerte feliz. Porque mereces serlo. Y yo voy a luchar para que así sea. Mañana, tarde y noche. Siempre. Porque merece la pena luchar por ti. Ya lo creo que si. Porque un ser que da a los demás más de lo que recibe, merece toda la felicidad que pueda ser dada. Y me siento orgulloso de ti. Me siento orgulloso de tu forma de ser, y de que seas un ejemplo en todo lo que haces, en todo lo que demuestras cada día a los demás. Tu valor es incalculable. Y es por eso que quiero cuidarte siempre. Pase lo que pase. Es mi deber, es mi responsabilidad… y es mi deseo.

Por ello, dame tu mano, princesa de ensueño, y continuemos juntos caminando hacia el norte. Juntos, en la misma dirección. Sin que nada, ni nadie, nos desvíe de la ruta. Una ruta que recorreremos…hasta que no haya más camino.

Eres el mayor sueño que nadie podría haber hecho realidad. Solamente tú.

Te adoro, te deseo, te quiero……te amo.

1 comentario:

Rocío dijo...

Ay!, k extraño leerlo después de haberlo escuchado tantas veces, con tu dulce voz, te amo mi niño, simplemente eres el mejor, espero verte pronto.Bsos