Bienvenida/o a mi blog

¡Hola querido lector/a!




Ante todo quería agradecerte tu presencia en mi mundo lejano. Tan solo espero que disfrutes de la lectura. Pero antes, una breve introducción.


Sabrás que es el amor, ¿verdad? No son solo mariposas en el estómago. Y a veces, no son mariposas. Es dolor, angustia, tristeza, aislamiento, temor... pero no siempre. Y ese sentimiento que le da a la vida un toque agridulce, es tan indispensable para vivir como el aire. Es lo que trato de plasmar en cada línea. Si, se sufre y mucho, pero a veces tenemos que sufrir para lograr un objetivo.


Por ejemplo, un escalador tiene que pasar hasta días de frío, hielo, dolor, viento, nieve... para alcanzar la cima de la montaña más grande del mundo, y poder ver una de las vistas mas bellas. Nosotros tenemos igualmente que sufrir para alcanzar a esa persona deseada, a la persona idónea. Pero, una vez alcanzada, se disfrutan de las vistas más bellas de la vida.


Personalmente, después de mucho frio, nieve y algun que otro desprendimiento de rocas, he logrado llegar a la cima. Por ello, te dejo con las huellas que dejé en el camino, y con las vistas que tengo desde esta cima tan hermosa de la vida.




¡Bienvenida/o a la aventura!



Cordialmente



Raúl

miércoles, 28 de octubre de 2009

Firenze

El final sería no volverte a ver
tus calles no poder recorrer,
en donde miles de corazones
lloran miles de perdidos amores,
bajo la sombra de un gran campanario
que cada noche replica a la luna llena
en recuerdo de que conmigo ya no te encuentras.

Quiero volverte a ver, bella Firenze,
respirar por tus calles puro amor,
escuchar el silencio de la gente,
mientras suenan canciones llenas de pasión,
que vuelan hasta mis oídos, que llegan a mi corazón.

Solo fue una noche, pero una noche fue suficiente
para poder prenderme de tus aires y de tu gente,
de todos los rincones en donde me acorde de ella,
en donde amargamente brotaron recuerdos en mi mente,
aprendiendo que todo se puede lograr si es paciente la espera.

Sin embargo, volveré sin ella asida de mi mano,
me olvidó y me despreció, dejándome frío y aislado,
por tanto solo quedas tú, Florencia de mis suspiros,
acógeme entre tus brazos, encima de ese viejo puente
y dime que nunca me separaré de ti hasta el día de mi muerte.